Las excusas se han acabado: ahora degustar una buena hamburguesa tiene ‘glamour’ y una carta llena de matices a gusto del cliente. Este producto, tan lejos por asociación de estar incluido en las cartas de los mejores restaurantes, lleva ya la firma de cocineros con ganas de elevarlo a la categoría de producto gourmet. Es esta motivacion la que ha impulsado al chef madrileño Víctor Enrich a ampliar su concepto de cocina con un espacio creado por y para la hamburguesa. “Se trata de un lugar de culto a este plato tan internacional, con multitud de variedades, de panes, de acompañamientos, refrescos maxi -como las Coca-Colas de 350 ml-, tartas americanas, como la espectacular ‘carrot cake’; batidos; patatas fritas cortaditas a mano…” señala su creador.
La idea se fue gestando a medida que Enrich descubría las posibilidades que podía ofrecer con este producto: máxima calidad con una original variedad en la oferta que le permitiera acercarse a un público amplio. “La mejor hamburguesa de mi vida la tomé en Miami hace años y siempre he ido buscando esas sensaciones aquí en España”, confiesa Enrich. No se ha descuidado nada: ni el tipo de pan -los panes a elegir son los de focaccia, payés, hamburger americano, pan de zanahoria, centeno-ni las carnes -Se puede elegir entre las de buey, ternera, kobe, pollo, merluza, ‘venao’, cordero ibérico, etc- ni la elaboración de cada una de las especialidades de la casa, consiguiendo una original y atrevida oferta compuesta por quince variedades diferentes. “Si hablamos de tamaños se pueden pedir de 100, 200 y 300 gramos”. Todas las hamburguesas están cocinadas a la parrilla y con carbón de encina para darle ese toque de ‘barbacoa’ original y son de máxima calidad, además, con Denominación de Origen española. A cualquiera de ellas le puedes añadir un huevo de corral y patatas fritas caseras. También nos ofrece cortes de carne y brochetas a la parrilla, como el lomo de buey, la carrillera de ibérico o el cuarto trasero de pollo de corral; para picar o acompañar se pueden pedir, por ejemplo, bravas, buffalo wings (de pollo de corral), nachos con queso cheddar y bacon… Ensaladas, como la de col, la rusa o el guacamole continúan la carta. Y ahora entramos en la estética.
El Taller de la Hamburguesa ha estudiado no sólo el producto que ofrece sino su entorno para crear un ambiente que alimente las expectativas de sus comensales. Así, los clientes son trasladados al Puerto de Hamburgo,con una estética que se le asemeja. El equipo sale íntegramente del Atelier y Víctor Enrich se encuentra cocinando y supervisando en ambos locales. “Hace años que tenía esta la carta en la cabeza y no la ha tenido que rehacer desde entonces”. Habrá que comprobarlo.